sábado, 11 de agosto de 2012

Construyendo equipos exitosos

En una nueva entrega de mi columna en la revista Deportes en Quilmes se publicó este artículo. Pueden leerlo en el sitio de su publicación original: Deportes en Quilmes - Construyendo equipos exitosos o directamente por acá

Recomendaciones a entrenadores y líderes para lograr el éxito grupal.

En la actualidad es innegable que detrás de un equipo deportivo exitoso hay un “buen” equipo humano. ¿A qué me refiero con “buen” equipo? A la presencia de un clima grupal ameno para el trabajo, cohesionado, unido y donde se antepone el “nosotros” al “yo” porque la prioridad es la meta grupal y no la individual. Cuando un equipo no se encuentra sanamente constituido suele ocurrir lo que todos conocemos mediáticamente, el deporte aflorando lo peor de nosotros: camarillas, subgrupos enfrentados, compañeros que no colaboran mutuamente dentro de la cancha, se boicotean unos a otros, etc.

Las dinámicas grupales y la constitución de equipos son algunos de los ejes centrales en la Psicología y en particular en la Psicología Deportiva. Pasemos en limpio en que consiste un equipo: conjunto de dos o más personas (un tenista y su entrenador son un equipo) que trabajan juntos para alcanzar objetivos comunes.

O sea que no toda agrupación de gente es un equipo: personas que se encuentran esperando un colectivo no constituyen un equipo, un grupo de alumnos que están en una clase tampoco lo son, porque aunque trabajen juntos, los objetivos serán individuales, cada uno querrá su propia aprobación. En este sentido hay tres elementos claves para diferenciar a un equipo de aquello que no lo es:

- En un equipo se prioriza un objetivo común, por ejemplo ser campeones de un Mundial.

- En un equipo hay una unidad interna: todos usan el mismo vestuario, se dirigen de una forma similar al entrenador, etc.

- En un equipo hay diferencia frente a otros equipos: se usan uniformes distintos, se apodan de un modo para diferenciarse de otros, como Las Leonas, etc.

Construir un “equipo con mística”, exitoso, unido y sólido es una tarea de todos -entrenadores, médicos, deportistas, preparadores físicos, utileros, psicólogos, etc.-, ya que todos son partes esenciales del grupo: cada uno tiene su función, afecta al clima grupal y puede favorecer o perjudicar a la salud del grupo. Probablemente haya roles de mayor influencia: el entrenador tiene mayor peso sobre el clima grupal que el resto (imagen al jefe en un trabajo, ¿qué pasa con el grupo cuando éste está de mal humor? ¿los miembros del grupo cómo estan?) y ni hablar del líder del equipo, quien puede influir muchísimo, inclusive a la hora de definir las metas y estrategias grupales.

Por ello, la constitución de un equipo exitoso (laboral, deportivo, educativo, social, etc.) es una tarea muy difícil, compleja y que se lleva adelante todo el tiempo, por eso es entendible que hayan libros enteros dedicados a tratar el tema. Pero aquí planteo algunas recomendaciones que todos los entrenadores y jefes deberían tener en cuenta si es que quieren armar un equipo unido, cohesionado y aceitado:

- Explicitá lo más posible lo que esperás (dentro y fuera de la cancha) de cada uno de los integrantes del equipo, dejando en claro sus funciones. Por ejemplo, indicar qué esperás de los suplentes, del capitán, de los nuevos, de los más “antiguos” del equipo, etc.

- Abrí las vías de comunicación con tu equipo, tanto para explicitar tus reglas, como para recibir sugerencias. Cuanta más transparencia haya, menos conflictos habrá.

- Reconocé los éxitos grupales y los personales, marcando la importancia de cada uno en los logros. Por ejemplo, felicitá tanto al que se lleva la marca como al que convierte el gol, ese gol no se hubiese logrado sin la ayuda de los dos. Esto va a generar un clima de igualdad y no de preferencias.

- Tomate tiempo para hablar de temas que no sean exclusivamente deportivos. Ayuda a conocer a tus deportistas y a que se conozcan entre ellos.

- Favorecé la aparición de líderes positivos dentro del equipo y recompensálo.

- A las “estrellitas” tratalas igual que al resto, corregilas como si fuesen uno más y dejando en claro que su talento se debe al fruto de su esfuerzo y que no son cualidades innatas.

- A los “problemáticos”, exigiles igual que al resto, conocé las cuasas de su mala actitud para buscar soluciones. Si reinciden, castigalos con sanciones relativas al deporte hasta que se amolden al equipo… o lo dejen, esa decisión la tienen que tomar ellos mismos.

- Integrate al equipo. Un equipo no es unido si su entrenador no está.

 

Les dejo una imagen de un equipo que tengo el gusto de pertenecer con mi colega Darío Mendelsohn, los dos psicólogos que buscamos escribir una nueva página en la historia de la Psicología deportiva en Argentina y en Quilmes Atlético Club

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